En
la mayoría de las empresas la innovación se ha convertido en la gran prioridad
organizativa. Y resulta que dónde antes se hablaba de innovación continua ahora
se habla de innovación radical o incluso de innovación disruptiva. Aquella que
según Clayton M. Christensen supone
cambios complejos en procesos, productos o modelos de negocio que implican
cambios competitivos en el mercado. El sueño o la pesadilla de toda empresa.
Efectivamente,
son cada vez más sectores como el editorial, medios de comunicación, banca,
seguros o relacionados con turismo dónde por la digitalización o por otros
fenómenos existe una percepción compartida que están inmersos en cambios
disruptivos. Aunque sobran los elementos
que indican que la aceleración tecnológica y empresarial convierte cualquier
sector en un sector potencialmente disruptivo.
Aunque
generar una dinámica de innovación disruptiva pueda ser un deseo de muchos
líderes es complejo diseñar estrategias para crear este tipo de innovaciones
que dada su naturaleza, sólo tras muchos años es posible saber si los cambios
introducidos son cambios en verdad radicales. Lo cierto es que muy
frecuentemente la innovación disruptiva nació cómo combinación de ideas donde
no se perseguía una naturaleza disruptiva.
Por
ello la única estrategia clave para conseguir innovaciones que nos den
verdaderas ventajas competitivas -innovaciones disruptivas- a decir de Virginio
Gallardo estudioso de los procesos organizacionales, es introducir el máximo
número de innovaciones continuas y radicales sabiendo que alguna de ellas o una
combinación de estas puede ser la que finalmente acabe en disruptiva y que con
ello estamos multiplicamos nuestras posibilidades de obtener estas ventajas
competitivas. Sabiendo además que cualquier innovación es un paso hacía la
competitividad, especialmente en sectores con altas tasas de cambio, donde
están la mayoría de nuestras organizaciones.
No
obstante, los equipos líderes modernos son conscientes del esfuerzo que se debe
realizar y las nuevas dinámicas de trabajo de los equipos. Cuándo de una forma
abierta le preguntan a los directivos de RRHH cuál debe ser su principal rol en
el futuro (ver Estudio de Humannova La revolución del Talento Conectado)
señalan que su primera misión será la de Gestión del Cambio, acompañar a sus
negocios en los retos más radicales o, incluso, más disruptivos de cambio. Así
que los que hoy se debe provocar y producir son liderazgos capaces de generar
cambios pensados en innovaciones agresivas.
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