Las exigencias de la globalización han
generado cambios en el manejo de la información dentro de los equipos de
trabajo. Hoy es necesario tener en consideración datos tangibles y no solo
percepciones u opiniones que no están respaldadas por información analítica y
que no son útiles para medir la productividad y eficiencia de los
colaboradores. A esta tendencia los expertos le llaman Inteligencia de
Negocios.
Esta práctica se refleja en los datos que
reporta el VII informe Cranet ESADE
2014, que describe la procedencia académica de los profesionales que
administran el capital humano el cual ha variado hacia perfiles más científicos.
Por ejemplo, en 1995 sólo un 5% de ellos provenía de Ingenierías mientras que
en 2014 asciende a un 12%. En el mismo período, Humanidades ha pasado de un 7% a un 1%.
Según datos del Global Human Capital Trends
2015 (Deloitte), tres de cada cuatro empresas encuestadas creen que el uso de
datos duros y estadísticos en la toma de decisiones de las áreas de personal es
importante, pero sólo el 8% cree que su organización ha desarrollado esta
capacidad en esa área, casi exactamente el mismo porcentaje que en 2014.
Es necesario, entonces, que el Departamento
de capital humano disponga de las herramientas necesarias para lograr un
correcto análisis e interpretación de los datos y generar acciones concretas y
favorables para el negocio. El uso de Inteligencia en los Negocios en el área
humana permite a las empresas conocer detalles sobre los principales problemas
como el abstencionismo, rotación, capacitación, remuneraciones, nómina,
estructura de personal, etcétera.
Los expertos recomiendan dos acciones claves
para poder implementar Inteligencia en los Negocios dentro del área de capital
humano:
> La construcción desde cero con herramientas
de análisis para la obtención de datos (muchas veces alojados en diversos
reportes y múltiples formatos, lo que dificulta su explotación y análisis).
> Y el diseño de un data warehouse, definir
métricas e informes y, la formación y el despliegue.
El obstáculo principal que enfrentan las
empresas para diseñar una herramienta de
Inteligencia de Negocios de este tipo, se asemeja a una caja vacía que hay que
llenar, lo que requiere una gran cantidad de tiempo y dinero. Este proceso se
puede extender desde meses a años y requerir de una cantidad de capital humano
que es necesario considerar.
Aunque también existen otras alternativas
como el uso de software pre-diseñados, con modelos pre-construidos que permiten
cierta adaptación a las necesidades de cada empresa, diseñados para la gestión
de personas e informes y métricas definidas para los diferentes roles de la
organización que precisen de la información. En general, se caracterizan por
tener un uso más sencillo y por reducir los tiempos de implementación.
Lo cierto es, que las exigencias de la
administración moderna, ya no permiten decisiones superficiales y simples, los
procesos claves de una organización deben complejizarse al grado de obtener el
mayor número de datos posibles que deriven en mejores acciones implementadas
para el logro de los objetivos elevando con ello la productividad de los
equipos de trabajo.
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